El IVA, o Impuesto sobre el Valor Añadido, es un impuesto indirecto que grava el consumo. Se aplica a la mayoría de los productos y servicios consumidos en nuestro día a día.

Este impuesto se calcula sobre el valor añadido generado en cada etapa de la cadena de producción y distribución de un producto o servicio. Por ejemplo:

  • En la compra de una camiseta, el precio que pagas incluye el IVA, basado en un porcentaje del valor de la camiseta. Este impuesto se acumula desde la adquisición de la materia prima -en este caso, el algodón-, hasta que el producto llega al consumidor final.

Cabe destacar que el IVA no es un impuesto que recae directamente sobre las empresas, sino que éstas actúan como intermediarios, recaudándolo del consumidor final para posteriormente ingresarlo al Estado.

Para las empresas o autónomos, el IVA representa un coste adicional en el momento de la adquisición de bienes o servicios, pero, a diferencia de los consumidores finales, pueden deducir el IVA que han pagado en sus compras de lo que han recaudado en las ventas. Este mecanismo permite a la empresa compensar el IVA pagado, abonando sólo la diferencia entre el IVA recaudado y el IVA pagado al gobierno.

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